Con el tiempo, muchos mitos, como la omnipresencia del psicofármaco, fueron cayendo y surgieron nuevas ideas con respecto a los problemas psicológicos.
En Río Negro, hasta 1991 existió el Hospital neuropsiquiátrico en Allen. En ese año se promulgó la Ley N°2440 de "Promoción Sanitaria y Social de las Personas que padecen Sufrimiento Mental", la cual prohibió los manicomios. A partir de ese momento se dejó de hablar de "enfermo mental" para utilizar el término de "sufriente mentral".
A su vez, aparecieron casas de medio camino. Estos son los lugares que reemplazarían al manicomio. En estos espacios, hay psicólogos, psicopedagogos y operadores que trabajan en la distribución de la comida, efectivización de talleres y acompañamiento continuo.
En Roca, existe el Instituto Nuestra Casa, un lugar por donde pasan 40 personas al día, se reliazan actividades recreativas, se trabaja con los usarios -así se llaman ahora los pacientes-, y se reparten los medicamentos. El problema son las falencias edilicias. El Estado con la Ley de Promoción Sanitaria se comprometía a emitir una partida presupuestaria para estos hhogares de día. Pero parece ser que esa plata, no ha llegado para los usuarios de Roca.
Los problemas son diversos: falta de dinero, relación con los vecinos, actitud de la familia y reacciones de los mimsos usuarios. Sin embargo, el optimismo está puesto en la recuperación de los sufrientes mentales. "Somos como una familia", afirma una operadora. Las controversias son frecuentes cuando se escuchan opiniones sobre que no se puede tener a gente con esos problemas en la calle por que es "peligroso". Pero, ¿de qué manera puede recuperarse una persona de su insanidad mental sino es en relación con la sociedad al a cual pertnece?
Quizás sea tiempo de aceptar que soportar lo distinto permite crecer.
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